Los colectivos defienden una revolución llena de armas, robos y corrupción

Los colectivos, una figura que durante años ha sembrado el terror en Venezuela, un terror del cual ni Caracas ha podido escapar. Estos grupos de paramilitares son el brazo ejecutor de la violencia de estado. Especialmente cuando se trata de reprimir manifestaciones, protestas y todo acto público contra el gobierno de Chávez y ahora el régimen de Maduro.

Vestidos con capuchas, usando armamento militar, algunos tienen logos de distintos “frentes” o grupos según la zona donde hacen vida, montados en motos y haciendo recorridos en caravanas, se pasean por la capital venezolana propagando el pánico entre su población.

Con licencia para matar

Sin temor y con total impunidad, durante las protestas se podía ver a estos paramilitares atacando a edificios residenciales, con familias enteras dentro, disparando contra ventanas, robando y amenazando a todos a su paso.

Su tarea es ser algo parecido a una «seguridad» a favor del chavismo con ideologías izquierdistas. Pero para las protestas del 2017 fueron responsables de al menos 27 muertes por causa de emboscadas represivas con armas de fuego.

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Los colectivos politizados ya existían antes del ascenso de Chávez al poder. Por ejemplo, se conoce que el Movimiento Revolucionario Tupamaro ya estaba activo para 1989. Pero son estos grupos quienes ayudaron a Chávez a recuperar el poder tras el golpe de estado fallido de 2002.

Esta fue la hazaña que permitió que estos grupos ilícitos, violentos y armados tuvieran legitimidad. Así que cuando Chávez se vió en riesgo, decidió fortalecerse y creó entonces los llamados “círculos bolivarianos”; grupos civiles armados al margen de la ley, con el fin de «debatir» los problemas de la comunidad y difundir la ideología chavista.

Hoy el principal fortín de los colectivos es el barrio 23 de enero de Caracas. Uno de los lugares con más afinidad al chavismo de la capital de Venezuela, ubicado apenas a tres kilómetros de Miraflores. Desde ahí, Chávez logró volver al palacio presidencial en 2002 con ayuda de estos colectivos.

Hoy, después de 10 años de su fallecimiento, los restos mortales del expresidente reposan en El Cuartel de la Montaña, también llamado 4F, sitio donde el equipo de investigación de Dossier Venezuela logró ingresar.

Entre honores, banderas, guías y militares, le rinden homenaje a quien causó el punto de partida para el quiebre social de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.

Con un guía te dan a conocer solo la historia que ellos quieren contar, una lucha izquierdista que lo único que trajo fue desgracias a un país rico.

Religión y armas

Así mismo, en esta zona mencionada se encuentran entre las paredes del barrio 23 de enero, el visible componente ideológico de los colectivos: una virgen que sostiene un fusil AK-47 y Cristo con un Kalashnikov son símbolos del peso de la revolución bolivariana.

Y a pesar de toda la idolatría con el chavismo, en 2015 la oposición ganó las elecciones parlamentarias en esta zona de Caracas. Este barrio está bajo el control de colectivos que se financian de fuentes legales e ilegales.

Aunque suene controversial, Chávez llegó a rechazar al famoso líder Valentin Santana, colectivo de esta zona y quien defiende a la revolución chavista hasta la muerte.

Hablar de “colectivos” en Venezuela

Cuando mencionas a los colectivos se percibe esa sensación de peligro que cualquier ciudadano percibe si expone diferencias con el gobierno en vía pública. Hablamos de grupos armados entrenados para disparar y aterrorizar a la población.

Aunque actúan bajo el pecho protector del régimen, su relación con las autoridades depende de las circunstancias, lo más insólito es que en ocasiones la policía se retira para que los colectivos armados ejecuten a su manera y siembren el terror.

Amenazas entre líneas

Desde su investidura como Círculos Bolivarianos fueron motivados por Hugo Chávez, siempre insistió en la frase “pacífica, pero armada”, una y otra vez la utilizó para alertar a la oposición y a los gobiernos que lo criticaron.

El mismísimo Nicolás Maduro también ha sido un promotor de estos criminales. con su célebre frase en 2014, “candelita que se prenda, candelita que se apaga”. Una orden que dio a los Consejos Comunales, las UBCH y los colectivos para enfrentar las protestas de la oposición.

Quienes forman parte de estos grupos armados son asalariados del gobierno. Algunos son funcionarios de los ministerios, otros escoltas de seguridad de altas personalidades o encargados de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).

Son parte de las estructuras del partido de gobierno destinadas a ejercer coacción sobre las familias, a quienes les controlan la comida y los servicios públicos, según explican algunos medios venezolanos.

Balas, terror, miedo, censura, violación de los derechos humanos, máquinas destinadas al control y favorecimiento del régimen, eso son los colectivos.